domingo, 18 de enero de 2009

Tempranero

He oído el rumor de su viejo motor y me he arrimado cuidadosamente a la pared de la estrecha calleja. Sin embargo, él no espera a estas horas de la mañana de domingo a un peatón y advierto tras el parabrisas un ligero gesto de sorpresa. Disminuye si es posible aún más la velocidad y al pasar le hago un ligero gesto de saludo al que corresponde llevándose dos dedos a la visera de su gorra, para volver a agarrar de nuevo, cautelosamente, con las dos manos el volante.

Además de la vieja gorra de visera, viste un chaquetón también gastado y cubre el pecho con una bufanda. Conduce sin gafas aunque estoy seguro de que su vista no es buena. Pero para lo que hay que ver, se dirá y me digo, ya es suficiente. Es más que probable que el vetusto opelcorsa no tenga calefacción funcionante o bien él no la pone para no sentir el contraste cuando salga al exterior donde se rondan los dos grados.

¿A dónde va tan temprano el viejo conductor? ¿Tiene que trabajar su hija hoy y va a ejercer de abuelo canguro? Rechazo la idea, pues sus nietos, de tenerlos, es probable que tengan una edad y se hayan acostado hace un rato tras el botellón. ¿Es que tiene una pequeña parcelita y va a dar una vuelta aunque la tierra tenga una costra dura y fría? Adonde quiera que vaya el aguerrido chófer, a quien calculo doce o quince años más que yo, le acompaño con el deseo de que tenga un día feliz y la solidaridad de los que ya conducimos por el último tramo de la vida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué alegría volver a encontrar cosas nuevas por aquí!
Espero que, ahora que has vuelto a retomarla,no pase mucho tiempo sin que volvamos a encontrar otra de tus historias.
Saludos.

CharlyChip dijo...

Las siluetas de tu imaginario tiñen siempre de color los amaneceres mientras los reconstruyes pieza a pieza con tu pincel de la memoria.

Un abrazo

Anónimo dijo...

Este texto me ha recordado a mis lecturas de Delibes, grande entre los grandes.

Anónimo dijo...

Te vuelvo a encontrar siempre tan delicado y lleno de sensibilidad,Pedro. Un beso