miércoles, 7 de enero de 2009

Incendio

Una luminosa grieta de luz. Un resplandor rojo brillante que proclama un bello incendio, tibio e inocente. Un grito esplendoroso que anuncia el amanecer. Así se adorna el nuevo día frente a mi ventana.

En el contraluz, como negros arabescos troquelados que sé que son verdes, los árboles vecinos. Una gloriosa palmera washintonia, una araucaria simétrica que busca alcanzar el cielo, un humilde pino negral con millones de agujas de esmeralda.

Entre ellos, saltarines, alegres, rumorosos en sus gorjeos, voletean pequeños pájaros que en un morse inquieto y enigmático me están escribiendo el fulgor de un mensaje de esperanza.

Gracias.

4 comentarios:

CharlyChip dijo...

Breves pero brillantes palabras me alegra ver que por esas latitudes lucen de nuevo tal vez tímidas, pero siempre esplendorosas las flores del amanecer.

Un abrazo

Marinel dijo...

Preciosas palabras Pedro.Parecen un renacer a la vida,un intenso deseo de asirla fuertemente con la esperanza en forma de cantos de alegres pajarillos revoloteando a tu alrededor.
Me alegro de tu vuelta,amigo.
Que tu camino esté impregnado de luz siempre.
Besos.

Anónimo dijo...

¡Toc, toc! ¿Se puede, Pedro? He llegado aquí de la mano de Charlychip. Espero que no te moleste esta irrupción inesperada en tu casa, la cual me gusta y que, si tú me das licencia, visitaré con asiduidad. Un abrazo muy fuerte. :)

Anónimo dijo...

hola Pedro, hace siglos que no te leía, pero parece que las vacaciones te han venido bien porque vuelves muy fuerte: me encanta tu evocación y a mi turno te doy las gracias por tanta delicadeza, y tanta belleza.
Que los dioses te sean propicios y que cada día que pase sea para ti y los tuyos, más fausto que el precedente.
Besos