domingo, 15 de marzo de 2009

Conjeturas

No se le ha borrado del rostro la expresión de desvalimiento que posiblemente se le quedó la tarde en que enterró a su esposa. Ignoro si me he pasado de perspicacia, porque no estoy seguro de que efectivamente el hombre sea viudo. Pero a mí me lo ha parecido desde el primer día. Tampoco sé si tiene o no hijos, pero sería capaz de apostar, yo que soy poco jugador, si acaso algún viernes dos cuponcitos de la ONCE, que vive solo. También he coincidido con él en el supermercado y el tipo y volumen de la compra me ratifican en mi sospecha. A veces cotilleo para mí mismo.

Debe andar por mis años, alrededor de los sesenta, algún escalón arriba o abajo. No es bajo pero una carga invisible que lleva sobre los hombros le hace adoptar una postura algo encorvada. Viste el uniforme de muchos de los que nos pateamos el mismo camino: dos piezas de chándal, más o menos desparejadas, la camiseta simple o doble de algodón, unas zapatillas sin marca conocida y a veces gorra, a veces no. En un intento de perfil moderno, luce una perilla y bigote que no cuida ni demasiado, ni demasiado poco. El pelo entrecano y con un corte hecho para durar y no para presumir.

Como el pueblo fue en su principio casi simple carretera con casas a cada lado y luego creció no muy ordenadamente, ahora necesita y ya la tiene, una avenida de cuatro carriles y anchas aceras que discurre paralela, pero en mayor altura, que la calle principal. No es mala vista la que se obtiene desde aquí, no. Aunque no es demasiado llana, pues vivimos sobre un suave oleaje de lomas y pequeñas ondulaciones de terreno, está claro que reúne las condiciones para haberse convertido en el Paseo del Colesterol. Como conté un día, las mujeres suelen ir en pequeños grupos y si hay alguna más parlanchina, es la que hace casi todo el gasto de la conversación, mientras los hombres preferimos la soledad que nos permite cambios de ritmo en la marcha, o incluso hacer una parada y volver la cabeza cuando un ejemplar del sexo opuesto, que no contrario, merece nuestra atención y paladeo visual. No me tomen por un viejo verde, por favor.

Volvamos a nuestro hombre. No es de los que al cruzarse varios días seguidos, te sueltan un saludo que siempre es bien hallado. Pertenece más bien al clan de los silenciosos. Por eso aproveché la ocasión hace pocas mañanas. Como ya la primavera despliega su doble rostro, los árboles que se preparan para sombrear nuestros pasos el próximo verano se habían empezado a cubrir de tiernas y frágiles hojas, de un verde temeroso y pimpollo, más bien amarillo atrevido y juvenil. No soy experto para saber su nombre, pero me suena que estos arbolitos, ya mozos, sean de alguna variedad de fresno o acacia. El hombre, cuidadosamente, diría que casi con mimo, cortaba pequeñas ramas con sus brotes y las depositaba en un cuenquillo que había hecho con una bolsa de plástico. Aproveché para pegar la hebra: “-¿Qué, tiene algún pajarillo en casa?”. Levantó la cabeza algo sorprendido, como si le hubiera pillado cometiendo una pequeña transgresión. “No. No. Es para los gusanos, ¿sabe? Las moreras todavía no se han echado”.

Su tono fue educado pero no me parecía que invitara a proseguir el diálogo. Como no me había parado del todo, proseguí mi ruta y le di la espalda sin saber si en los próximos encuentros intercambiaremos el buenos días o ni eso. Al tiempo.

5 comentarios:

CharlyChip dijo...

Si un nombre hubiera de ponerte sería el Observador Paciente.

El mundo discurre bajo tus pies, sin prisas, mientras vuelas a lomos de un cometa de palabras sencillas que desnudan almas, insuflandoles un soplo de cercanía, con el respeto y delicadez de un susuro, penetrando sin embargo hasta lo más hondo y recóndito, haciendo a un lado con amorosa mano las mil capas del alma que, tras tu paso, vuelven a su lugar sin perturbar la paz.

Un abrazo hermano

Anónimo dijo...

Seguro que ambos "rabiáis" por entablar conversación, pero el uno por el otro al final la casa sin barrer. ¡Je,je,je! ;)

Anónimo dijo...

¡Ea, post a la carta! Gracias, pero quiero más. Seguro que te encuentras en tu "Avenida del Colesterol" con otros hombres dignos de ser nombrados en este blog. Por cierto en mi pueblo sí que los hombres salen a andar en pareja (no de hecho ¿eh?) y a correr ni te cuento, parece mi "Avenida del Colesterol" un campo de atletismo. Seguro que tú también te encuetras con algunos de esos.

Marinel dijo...

Me ha gustado la forma acariciante de describir ese arrebato primaveral que hace que las hojas se vistan de tonalidades verde pimpollo.
Ese paseo por la avenida del colesterol donde solo una beldad puede haceros girar la cabeza...
Y ese intento por romper un hielo inexistente,pero real. Esa soledad de dos hombres que caminan por la vida de distinta manera pero cruzando sus caminos.
Tú, observador nato, entretejiendo historias venidas de tu mirada profunda.
Mirada; que te hace imaginar toda una serie de vivencias alrededor de ese hombre ligeramente encorvado, del que no sabes si algún día recibirás otro saludo sin que tengas que extraérselo...
Pues eso: el tiempo se encargará de descifrar el enigma...y espero que nos lo cuentes,por supuesto.
Besos.

Pedro GPinto (Pedro Giraldo) dijo...

Charly, hermano, leí hace tiempo en las páginas de un tipo que escribe con sangre en vez de tinta, que cada uno tenemos que armar nuestra propia resistencia ante el tsunami cruel y sucio que nos amenaza de forma permanente. Yo he elegido esta: pegar unas palabras con otras intentando encontrar el lado amable que la vida nos pincela a cada uno de nosotros. No es gran cosa, pero menos es nada.

Domingo, amigo, gracias por tu atención. Créeme que más de una vez me asomo a tu ventana. Pero hay asuntos en que mi opinión como en los versos de Machado, blanquea y desaparece.

Cinta, sé que no tienes nada contra las parejas de hecho, je, je. Cuando hablo de mi mujer con alguien desconocido siempre la nombro como mi pareja. Siempre hay alguno que pica. Y pregunta, je, je.

Y tú, Marinel, cuya sensibilidad capta hasta el más débil destello de poesía (de intento de), no desvíes tu camino, que algunos ratos, muchos discurre muy paralelo al mío.

Besos a todos.