jueves, 12 de junio de 2008

Incongruencia

Me resulta curioso comprobar cómo mis blogs favoritos, los que abro cada día están como en hibernación. En todo caso, el blogger –muchos de los que frecuento parecen en huelga de teclados caídos- cuelga su pequeño, o largo como los que mi verborrea impulsa, post y solo unos cuantos habituales entran para decir ‘vale, colega, estoy de acuerdo, llevas toda la razón’, pero poco más.

Incluso en mí mismo noto el fenómeno. Estos días, como todos, me cruzo con gente buena y anónima, de las que gusta retratar o comentar algo aquí y parece como si me dijeran que no corre prisa que los saque, que deje para otro momento el contar su pequeña o interesante peripecia, que la cosa está parada, como si las estanterías vacías de los supermercados influyeran en que todo el resto de la vida se ralentizara hasta que se recobre la normalidad.

En los sitios más insospechados te contestan que como ‘hay huelga’, no te pueden atender en esto o en lo otro. Es rara la situación creada. Un sector importante de la economía está trastornando el ritmo habitual de la vida, vale. Pero, repito, es como si se hubiese producido un efecto dominó y otras muchas cosas hubieran dejado de funcionar. Mismamente mi dotación neuronal.

Dentro de un día o dos traeré aquí a un personaje que es quien hoy debería ocupar estos renglones que estoy escribiendo. Pero es como si yo llamara a mi propia puerta y también yo mismo me negara a levantarme a abrirla.

¿Ustedes lo entienden? Porque yo no. Así que hasta pronto.

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