domingo, 25 de mayo de 2008

Entreabierta

He pasado mil veces por delante de ese cancel...

-Perdone, Giraldo, pero por muy andaluz que usted se proclame, me parece que ha exagerado un poco más de la cuenta.

Admitida la protesta. Rectifico. He pasado algunos cientos de veces por delante de ese hermoso cancel, con sabor antañón con algo de herrumbre en sus bajos, del paso del agua, del barro. Hacía algún tiempo que no discurría por allí mi caminata mañanera y hoy, oh prodigio, me lo encuentro remozado, pintado recientemente, brillantes sus romas puntas de lanza que lo coronan al sol que brilla con fuerza después del tormentazo y el aguacero de anteanoche. Fue en tiempos la entrada principal de una hacienda de olivar, todo un conjunto de edificios, vivienda señorial, almacenes, almazara, viviendas de trabajadores, alpendes para instrumentos de labranza, viejas cuadras que luego fueron reutilizadas como cobijo de tractores y remolques... Todo un pequeño mundo casi autosuficiente donde vivían y trajinaban decenas de personas.

Les aseguro que hace tiempo, cuando su esplendor, pertenecía a una de esas familias cuyo apellido todo el mundo conoce, que tuvieron hijos, nietos, biznietos y no todos fueron capaces de mantener la riqueza que aquello proporcionaba. Quizás hubo una malcasada, cuyo marido despilfarró su hijuela. Tal vez algún aventurero que invirtió en un pozo del que esperaba sacar oro y solo sacó ruina. Qué sé yo. Aquello fue viniendo a menos y cuando el pueblo creció, al quedar rodeado de viviendas, un hábil especulador, por lo que tengo entendido, ofreció un buen puñado de millones por el conjunto. Debió haber algún romántico, casi más seguro una romántica, con capacidad para ello, que se negó a vender el edificio principal. Por lo oído, el especulador vendió al día siguiente a un inmobiliario todo lo adquirido multiplicando su valor, casi sin darse tiempo a firmar su propia escritura. Listo.

Hoy el caserón está rodeado de un conjunto armonioso –rara avis- de bloques de viviendas con grandes espacios ajardinados, de una larga urbanización de viviendas unifamiliares y hasta, por esos convenios que los ayuntamientos honrados saben hacer, por un espacioso edificio escolar y un parque, que no me extraña fuera en tiempos jardín de la bella mansión. Esta, tiempo ha, había empezado a presentar ciertos indicios de abandono. A uno de sus muros principales hubo que ponerle contrafuertes externos porque se inclinó con cierto peligro, dándole aires de catedral campesina.

Pero cuando paso hoy por el cancel remozado compruebo con cierta sorpresa que no está cerrado del todo, entreabierto. Solo empujando un poquito puedo entrar. Me viene el temor de si algún perrazo de esos que muerden como una excavadora no se me echará a las piernas o, peor aún, al cuello. Venzo el temor y me encuentro en una hermosa explanada, cuyo suelo está formado por unos cuadros hechos con adoquines viejos y rellenos con un empedrado primoroso. Las paredes están cuidadosamente encaladas y los contrafuertes los han pintado con un ocre que contrasta de maravilla. Varios árboles centenarios, una falsa pimienta y un retorcido almendro, más algún otro que no identifico. En un lateral del camino de acceso, una preciosa cruz de forja sobre un monolito adornado con azulejos azules, y perdonen la redundancia.

Tal vez por haber tenido un abuelo que trabajó el barro, siempre me ha interesado conocer algo de su arte. La influencia de la cerámica tardorromana se topó con las técnicas que trajeron los árabes y se conservan preciosidades de siglos, del XI en adelante. Sin embargo a Portugal no llegan hasta el siglo XV e intentan imitar la policromía que les llega desde aquí. Seguramente por la uniformidad de sus terrenos, les cuesta dar con los pigmentos que consigan variedad de colores y en el XVIII y en el XIX, se limitan a los tonos azules con los que hacen maravillas. Siendo una época de riqueza en nuestra nación hermana, se encuentran verdaderas obras de arte, algunas monumentales y deliciosas en multitud de sitios: en el mercado de Setúbal hay todo un friso de decenas de metros rodeando su perímetro interior. Pero también se encuentran en estaciones de ferrocarril, en parques, en cualquier edificio de cierta antigüedad y, a veces ruinosa, conservación.

Pero. No me quiero alargar demasiado. Me parece que volveré en otro momento a hablarles de la vieja hacienda de olivar. Si a alguien no le apetece, que lo manifieste y cumpliré su deseo.

5 comentarios:

Lister dijo...

No conozco Portugal, llegamos hasta Ayamonte y no pude pasar la frontera por dejarme el DNI en el camping, espero pronto volver por aquellas tierras.
Si recuerdo ver en un documental sobre el vino de Oporto, pues como se analizaba en los laboratorios y me llamo la atención que tenia azulejos por todas partes.
Sigue contándonos amigo, ¡Como no vamos a querer!, si nos haces visualizar con todo lujo de detalles aquello que relatas, y no tengas miedo de alargarte, es mas, haz el favor de alargarte amigo que tu nunca aburres.

Un abrazo compañero

Lister dijo...

Pareceis buscadores de oro en esa foto, pena de baja resolucion, porque tiene un enfoque muy majo, ¡vaya tiempos!, ¿sabes que la NASA investiga las formas de vida que se generan en las aguas mas acidas del rio Tinto?, ya te lo contaria el del Feldespato..

Un abrazo

Pedro GPinto (Pedro Giraldo) dijo...

Es que la foto, ni resolución ni píxeles, siento repetirlo, tiene cuarenta y pico años. Y sí, era lo más importante el río que el grupillo de pirados. Prometo un post contando aquella aventura. No buscábamos oro pero sí algo de valor.

Capitanea esa investigación de que hablas, la posible vida en Marte, Juan P. Mercader, de quien es posible hayas oido hablar en tus tiempos de ufólogo.

Un abrazo.

Lister dijo...

No sabia que Mercader liderara la investigacion, de todas formas de aquellos tiempos no me suena su nombre, le conozco porque estuve colaborando en el proyecto SETI, muchos años despues (Tambien hare un post de esto)
Te tomo la palabra de tu post aventurero, ya me he quedado en ascuas..

Un abrazo

Pedro GPinto (Pedro Giraldo) dijo...

Si me envías una dirección de correo electrónico a

pgiraldo08@gmail.com

te mandaré un powerpoint del río Tinto que te vas a chupar los dedos.

Agur.